Irrupción en la red del porno homosexual
El movimiento hippie con su amor libre y los padres del Orgullo Gay no podían imaginar hace menos de un siglo que, un día, se iba a hablar de la homosexualidad y se iban a mostrar contenidos de esta temática tan alegremente por el mundo. Que sí, que existe mucha homofobia, mucha discriminación, y que las personas homosexuales no están tan realmente normalizadas en nuestra sociedad como deberían, pero… es un mundo de diferencia en comparación a hace sólo unas décadas.
Y el porno lesbianas y gay es una muestra estupenda de todo esto que acabo de decir. Todo esta categoría pornográfica ha tenido una trayectoria bastante accidentada, la verdad, en paralelo a la que la homosexualidad ha tenido en otras artes. Y ha sido difícil, no lo neguemos, el que los gays y las lesbianas se hicieran visibles a pie de calle; no digamos ya si hablamos del cine, la literatura o la fotografía, por poner un ejemplo.
Sin embargo, en este arduo camino hacia la normalización que se ha visto en el porno, se nota también un poco de machismo, la verdad sea dicha. Las primeras escenas xxx de sexo gay gratis fueron precisamente las protagonizadas por lesbianas. Estas escenas eran realizadas, por supuesto, por actrices profesionales que interpretaban un papel; difícilmente más de una pequeña parte de ellas eran realmente mujeres tortilleras. Pero la verdad es que el consumidor de porno, hombres en la gran mayoría, no pensaba que esto fuera realmente algo prohibido e impúdico, pues el ver a dos tías follando pone muy cachondo al público masculino.
Sin embargo, cuando las lesbianas amateur entraron en el panorama pornográfico, gracias a las páginas webs, la cosa ya tomó otro cariz. Porque sí, podía tratarse de guarras viciosas que no distinguieran entre carne o pescado, o de boyeras reales… pero no interpretaban, realmente les gustaba el sexo entre mujeres. Y entonces, la categoría de lesbianas cobró importancia, mostrando la homosexualidad femenina… y el camino hacia la masculina quedó abierto en ese mismo momento.
Y no se trató de algo sutil, porque el porno no entiende de sutilezas: su función es ir directo al grano, que es la excitación pura y dura del personal. Aquí no se trataba de insinuar nada, como el lenguaje secreto del amor lésbico en el siglo XIX, o el que debe utilizarse en países donde la homosexualidad de hombres y mujeres está prohibida y penada por ley. La pornografía de hoy en día, ni el porno online actual, tiene que reprimirse o esconderse de nada, y además se exhibe sin ningún tipo de problema en webs especializada, o incluso en los pop ups de anuncios cuando menos te lo esperas. Durante unos años, para ser sinceros, fue un auténtico bombardeo en internet de contenido para adultos que, a veces, ni siquiera te esperabas a encontrar; después, se han ido recortando poco a poco, gracias a las políticas de protección al consumidor y otras de índole parecida.
En fin, que ahora el colectivo LGTBI no tiene ningún problema para encontrar contenido porno de su gusto, en exclusiva solo para ellos. Cierto que todavía el porno gay tiene más críticos, o menos adeptos, que el protagonizado por lesbianas, pero poco a poco empieza también a tener su legión de seguidores. Realmente, no importa tanto la categoría, como la libertad de poder elegir el contenido y la categoría de cualquier video porno que se te ocurra, sea de la opción sexual que sea.